sábado, 9 de octubre de 2010

WALL STREET: EL DINERO NUNCA DUERME


Vacía. Con Douglas no basta.

Para nada considero Wall Street un clásico de los 80. En mi opinión, fue una interesante película, que relataba el ambicioso mundo de las finanzas, con un memorable, Gordon Gekko, interpretado magistralmente por Michael Douglas (papel que le reportó el único Oscar de su carrera). Nada más. Por una de esas razones, la pregunta que muchos se harán es: “¿de verdad era necesario, 23 años después, una continuación de Wall Street?”. La respuesta es un no.

No digo que Wall Street: el dinero nunca duerme sea una horrible película, el apartado técnico es impecable, sin reproche alguno. El problema está en las líneas que se marca la propia cinta. La historia nunca termina de despegar, le falta muchísima fuerza e intensidad, los posibles “dardos” a la situación actual económica son insustanciales, pasan completamente desapercibidos. Oliver Stone, se empeña, durante algo más de dos horas, en inflar un globo, que llegado al final, deja una sensación de total intrascendencia en el espectador.


Por suerte, está Michael Douglas, y, su Gordon Gekko, para sostenerla de la mejor manera posible. El protagonista de Instinto básico está genial. Cada vez que aparece en pantalla, el film coge carrerilla, y éste solo, carga con todo el peso de la película. La presencia, las miradas. Instantes como cuando Gekko, sale de prisión, y observa que no hay nadie esperándole. Son momentos que hacen grande al personaje, pero, cuando desaparece, el interés de la cinta disminuye por completo.

Poco que destacar del resto del elenco de intérpretes. LaBeouf repite papel por enésima vez, Brolin sigue viento en popa, Mullingan se forja como una futura gran actriz, y Frank Languella tan portentoso como de costumbre.

Como he comentado antes, el director de Alejandro Magno, se limita a alargar y alargar las escenas (especialmente en su final), nunca tiene claro como cerrar las situaciones, esperando que un predecible guión, se adorne con la puesta en escena.


Dirección, fotografía, diseño de producción…, son elementos destacables. Stone, sabe perfectamente como plasmar una historia en imágenes, desde el principio al final, sin que ésta, sea aburrida o con falta de ritmo. Es en el egoísmo del director neoyorkino, lo que hace que el resultado de Wall Street: el dinero nunca duerme sea inofensivo y gratuito. 

Lejos quedan films como: Platoon, Nacido el 4 de Julio, Asesinos Natos, o una absoluta maravilla del cine llamada, J.F.K.. De estudio sería analizar la carrera del director de Giro al infierno, una carrera que va terminando, y donde cada vez, van siendo menos las oportunidades de resurgir a ése fantástico cronista de su país. Una lástima.

NOTA: 5

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