miércoles, 6 de abril de 2011

LA LEGIÓN DEL ÁGUILA


El aburrido, empalagoso y modesto romano.

Querer comparar un largometraje como La legión del águila con Gladiator, no es algo del todo justo, pero es inevitable. Nombro Gladiator cuando podría decir Espartaco, o cualquier otro film épico que se le asemeje, pero como he dicho, no es algo justo. La legión del águila es una producción mucho más modesta que las habituales del género, pero el hecho de que sea modesta no debería privarla de ser un sencillo y reconfortante entretenimiento sin pretensiones. Es ahí donde la película se traiciona así misma y rompe con su respectiva liga, la del puro espectáculo. Dirige Kevin Macdonald, cineasta de las interesantes El último rey de Escocia y La sombra del poder, y está protagonizada por Channing Tatum y Jamie Bell.



El objetivo principal de La legión del águila es entretener. Y cuando indico que rompe con su particular liga, me refiero a que no logra el objetivo básico por el que ha sido perpetrada: la diversión sin pretensiones. El ritmo decae estrepitosamente en todo el segundo acto y parte del tercero, la acción es inverosímil, y la historia vagabundea por diferentes estilos e influencias (allá por la mitad de la cinta, ésta se convierte en una especie de Centurión metida en Apocalypto), más el añadido de una duración a la que le sobran perfectamente unos veinte minutos. 

El libreto escrito por Jeremy Brock (que ya colaboró con MacDonald en El último rey de Escocia) es limitado y previsible. Es un relato narrado de la forma más convencional posible, en el cual, no hay atrevimiento ni carácter. Empieza por un mensaje de honor y resistencia, para luego introducir un lazo fraternal de la amistad más profunda y leal entre un comandante y un esclavo. Un surtido de argumentos sin orientación alguna.


A la intrascendencia del guión, aparece la dirección de Kevin Macdonald, haciendo uso de una puesta en escena correcta, sin formar escándalo. El director intenta brindar al espectador de imágenes excitantes, hasta que se topa con el afán de montar las escenas de acción de una forma caótica, donde apenas se distingue quien se lleva el puñetazo o la patada, sea héroe o villano.

Y de héroes o villanos, me voy a definir la aportación de la pareja protagonista: Channing Tatum y Jamie Bell. Tatum simplemente se limita a expresar su diálogos, sin gancho, sin creerse el personaje y la interpretación. Está ahí y punto. En cambio, Bell sigue aportando muestras de personalidad e inteligencia, y seguridad en sí mismo. Referencia especial merece la partitura compuesta por Atli Örvarsson. De lo mejor del film.


Con todo lo señalado, La legión del águila se convierte en una película olvidable incluso antes de finalizar. Cuesta apreciar brillantez en algo tan rutinario y tedioso. Me pregunto qué pensaría el propio cine épico ante trabajos como el ofrecido por Macdonald. Posiblemente le arrancaría una sonrisa burlona acompañada de una carcajada sarcástica, con la convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

NOTA: 4

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