miércoles, 13 de abril de 2011

CAPERUCITA ROJA


El valium puede ser una solución.

“¿A quién tienes miedo?” cita la campaña de marketing de esta pseudo versión del famoso cuento de los hermanos Grimm, Caperucita Roja. Mi miedo es la aparición de este tipo de género adolescente, rodeado de amores imposibles, jóvenes de físico perfecto y doncellas de aspecto angelical en plena época medieval, acompañado de una historia estúpida y absurda. Esto es lo que ha ido agitando Catherine Hardwicke, directora de Crepúsculo, relatos tontos de personajes vacíos, con una puesta en escena lamentable. De este modo, Caperucita Roja es su nueva peripecia, en la que le acompañan: Amanda Seyfried, Gary Oldman, Virginia Madsen y Julie Christie.


La pregunta que más de alguno podría hacerse es, ¿si adaptar una idea como la del clásico cuento de hadas conocido por medio mundo hubiera resultado interesante? Yo no tengo dudas de que interesante hubiera sido. La condena surge cuando confías tal material en manos de alguien como Hardwicke. La directora de Natividad se rige a seguir las pautas prevalecidas en la saga Crepúsculo: el fantástico teen, terror juvenil, romances acaramelados y canciones, muchas canciones. Una vez dotas a un proyecto de dichos elementos, no hay marcha atrás.

La historia es un castigo para el espectador. No digo que ya cueste creerse lo que acontece en la pantalla, si no que se hace eterno soportarlo hasta el final. Es tal la cantidad de sandeces y chorradas que sueltan los personajes por la boca que se hace imposible no soltar una carcajada maliciosa en medio de la sala. Sumando la espantosa trama, objeto de futuras mofas. En referencia al eslogan nombrado con anterioridad, yo habría apostado por un “¿Estás preparado para sufrir?”. Hubiese sido un cachondeo máximo por parte de los productores y una forma de reconocer la naturaleza de la producción.


Mientras uno contempla el film, se va dando cuenta de la poca garra de sus imágenes, de lo plano y artificial que resulta todo, y parte de la culpa reside en la labor de Catherine Hardwicke. Un trabajo verdaderamente deficiente, por no decir algo mucho peor. Planos sin alma, un encuadre soso y un montaje horrible. Añadido a una fotografía inexistente y nada trabajada, a un diseño de producción pobre. 

En el apartado de actuaciones no hay muchos cambios. Amanda Seyfred con la cara de niña buena y tonta de no haber roto un plato en su vida; la estridente y exagerada aportación de Gary Oldman; una Virgina Madsen que pasaba por ahí; como el resto del reparto masculino, limitado a poner cara de circunstancia durante todo el largometraje. La única que se salva de la quema es Julie Christie, que se toma con picardía y humor un trabajo olvidable.


Caperucita Roja se coloca en la cima del género predicho. Un auténtico festival de diálogos ridículos, situaciones y personajes risibles, que, estoy seguro, complacerá a toda aquella audiencia a la que va dirigida. Un público mayoritariamente adolescente que vaga sobre sueños crepusculianos con historias de romances inmortales en el tiempo, acontecidos entre bellas y bellos. No obstante, algún día, sus cerebros de acné verán la luz y se darán cuenta de los castañazos fílmicos a los que fueron sometidos. O no, quién sabe…

NOTA: 2

1 comentario:

  1. Una película basada en un cuento que se termina en 5 minutos no me infunde ningun respeto, la verdad y visto lo visto estoy en lo cierto. Aún así posiblemente la vea para ponerla a caldo con conocimiento de causa.

    Un saludo!

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